Perdonen estudiantes, que no haya puesto nada sobre el "Día de la Hispanidad", pero no he tenido ni un sólo momento libre hasta ahora. Aquí les dejo un breve relato que intenta describiros, con mis propias palabras, lo sucedido:
Habían pasado 5 interminables semanas navegando. Jamás un barco europeo se había alejado tanto y durante tanto tiempo de la costa. Los marineros estaban malhumorados. Colón pasaba largos ratos encerrado en su camarote (cuarto del capitán) revisando una y otra vez sus cálculos sobre las distancias en una vieja copia del mapa de Toscanelli (un mapa en el que se situaba a España cerca de Japón). Algo había salido mal. Ya deberían haber tenido que llegar... y las provisiones de agua y alimentos, escasas, no iban a permitir el viaje de regreso. Si las cosas no cambiaban, morirían todos en aquellas jaulas de madera. Pero fue entonces cuando se oyó un revuelo de voces en el exterior, y salió a ver lo que pasaba. Un pájaro similar a una gaviota se había posado sobre el castillo de popa (parte de atrás de un barco). La tierra no debía estar lejos. A gritos comunicó que premiaría al primero en avistar tierra con mil maravedíes. La esperanza volvió a los barcos.
Horas más tarde, el 12 de octubre de una noche como la de hoy, hace 519 años, Rodrigo de Triana, el vigía que se encontraba de guardia en "La Pinta", la carabela más veloz, dio el grito de avistamiento de Tierra. Los barcos avanzaron con calma, y cuando ya clareaba el alba (amanecía), mandaron bajar los botes (barcas) para poder desembarcar en tierra. En la playa, desnudos, les esperaban unos treinta hombres de piel cobriza, desarmados y totalmente anonadados (sin creer lo que veían).
Habían pasado 5 interminables semanas navegando. Jamás un barco europeo se había alejado tanto y durante tanto tiempo de la costa. Los marineros estaban malhumorados. Colón pasaba largos ratos encerrado en su camarote (cuarto del capitán) revisando una y otra vez sus cálculos sobre las distancias en una vieja copia del mapa de Toscanelli (un mapa en el que se situaba a España cerca de Japón). Algo había salido mal. Ya deberían haber tenido que llegar... y las provisiones de agua y alimentos, escasas, no iban a permitir el viaje de regreso. Si las cosas no cambiaban, morirían todos en aquellas jaulas de madera. Pero fue entonces cuando se oyó un revuelo de voces en el exterior, y salió a ver lo que pasaba. Un pájaro similar a una gaviota se había posado sobre el castillo de popa (parte de atrás de un barco). La tierra no debía estar lejos. A gritos comunicó que premiaría al primero en avistar tierra con mil maravedíes. La esperanza volvió a los barcos.
Horas más tarde, el 12 de octubre de una noche como la de hoy, hace 519 años, Rodrigo de Triana, el vigía que se encontraba de guardia en "La Pinta", la carabela más veloz, dio el grito de avistamiento de Tierra. Los barcos avanzaron con calma, y cuando ya clareaba el alba (amanecía), mandaron bajar los botes (barcas) para poder desembarcar en tierra. En la playa, desnudos, les esperaban unos treinta hombres de piel cobriza, desarmados y totalmente anonadados (sin creer lo que veían).
